El otro día una amiga me contó cómo había descubierto que el chico con el que llevaba algunos meses le había mentido. A mitad de la explicación me miró a los ojos y me dijo: la mentira es machista.

Y creo que razón no le falta. Si consideramos machismo como el acto en el que una persona se coloca en posición de superioridad con respecto a otra, entonces la mentira es machista. Mienten hombres y mienten mujeres, sí. El machismo está ahí en el inconsciente colectivo. Por eso, luchar contra él es tan difícil y tan doloroso como arañarse la piel para quitarse un lunar.

Aceptamos socialmente la mentira porque es muy duro reconocer que nos la han metido doblada. A ninguno nos gusta decirle al mundo que a veces somos tontos con lo listos que nos creemos, y mucho menos reconocer que amamos, admiramos o convivimos con un manipulador. Tanto es así que cuando alguien miente mucho decimos que es un mentiroso patológico. Pero un mentiroso no está enfermo, un mentiroso solo considera al otro inferior, no su igual, y por eso se apropia del derecho de elegir qué puede o no saber y de privarle de su capacidad de decisión.

Como mentirosos podemos buscarle todas justificaciones que queramos desde creer que el otro no va a soportar la verdad, actitud paternalista; o pensar que así vamos a ganar algo, actitud de capullo/a integral; mantener la imagen que queremos dar de nosotros, pero esto en el fondo dura poco, mentir requiere tanto esfuerzo que te deja poca energía para ser algo más; y también está la opción de no saber decir que no y por eso alargamos, pero si pasada cierta edad aún no hemos aprendido a ser honestos, es que nos falta un hervor y mucha vida.

Miro a mi amiga mientras remueve su taza de café y siento rabia. La conozco desde el colegio y sé que lo que le duele no es lo que ha descubierto, sino lo injusto que es mentirle a ella, la persona más comprensiva y honesta que conozco. Si durante este tiempo él se hubiera preocupado un poquito más en conocerla y no tanto en engañarla, se hubiera dado cuenta de lo innecesario y absurdo que era. También pienso, con cierto alivio, de la que te has librado…El feminismo es ver y escuchar a quién tienes delante.

A Ms. Hazelnuts y sus unicornios,
Por ser la loca más cuerda que conozco 😉
Ilustración de @elenetasevilla